
La mayoría de los incentivos no surge espontáneamente, alguien (un economista, un político o un padre de familia) tiene que inventarlos. Existen 3 clases de incentivo económico a juicio de Steven Levitt: Económicos,Sociales y Morales. A menudo un mismo plan de incentivos incluirá los tres tipos. La adición del impuesto sobre cada cajetilla de tabaco constituye un incentivo económico contra la compra de tabaco, La prohibición de fumar en retaurantes y bares supone un incentivo social poderoso. Luego de lo acontecido en el atentado a las Torres Gemelas en los Estados Unidos queda claro que cuando el gobierno afirma que los terroristas recaudan fondos a través de la venta de tabaco de contrabando, eso actúa como un incentivo moral bastante impresionante. Es en este punto donde encuentro que los incentivos toman una real relevancia en el tema del funcionamiento de los mercados y las políticas públicas. El tema de la delincuencia y la sensación de desprotección de la sociedad, la mala calidad de la educación de colegios públicos (en comparación con la impartida en colegios privados), la disminución de la pobreza y acceso a mejores niveles de vida en una nación, etc. Como verán todo responde a una correcta aplicación de incentivos, tanto positivos (premios) como negativos (castigos).
En estos dos últimos dos años que comencé a trabajar en materia de asesoría en políticas públicas (paralelamente a mis asesorías empresariales y clases en la universidad, entre otros) es un argumento irrefutable el de los incentivos. Comenzar un política de disminución de la delincuencia no es llegar y aumentar la dotación de efectivos policiales en las ciudades (por su envergadura y costo, así como tambíén por el hecho de que no atacará directamente la fuente de origen de la delincuencia), como para mejorar la educación en nuestro país no basta con aumentar los recursos financieros para la educación pública, cambiarla de una estructura municipal a una estructura centralizada en el Ministerio de Educación (ya que tampoco estaría atacando la causa del problema), cómo para disminuir la brecha de la pobreza y mejorar el acceso a mejores de niveles de vida en una nación, la entrega de subsidios a destajo tampoco se constituye la solución al problema (dado que estaríamos despilfarrando recursos en temas que no constituyen la solución en tema de incentivos -como incentivo y permito que la gente acceda a mejores oportunidades laborales y preparación para la sociedad del conocimiento que comenzamos a vivir-), entre otros. Todas las políticas públicas deben ir acompañadas de una correcta mezcla y aplicación de incentivos, basadas en estudios concretos.
Como podrán ver, toda política pública y desarrollo de mercados lleva aparejado una mezcla de incentivos (económico, sociales y morales) que pueden llegar a ser tanto o más poderosos que un subsidio estatal, un impuesto estatál, una multa (considerando a estos también incentivos, incentivos económicos más conocidos y aplicados en las sociedades desde antaño).
Los diseñadores de mercados ya han tenido un impacto en el intercambio de riñones, la contratación de médicos recién egresados, los programas para escoger escuelas y las licitaciones de las frecuencia de radio. Los mercados de trabajo por internet y los mercados de las zonas de despegue y aterrizaje en los aeropuertos están entre las muchas otras áreas donde las fallas de mercado son probables y donde serán necesarios los ajustes elaborados a partir del conocimiento brindado por esta nueva disciplina.
Ahora bien, ¿a qué se deberá esta mala aplicación de incentivos y fallas en los mercados? En resumen, considero que se debe a malas políticas públicas (influídas muchas veces por ideología política y menos por estudios económicos), intervención del mercado por parte del Estado, a veces se debe a malas lecturas en aplicaciones de incentivos basados en características de los productos o servicios que exigen la intervención del Estado, ya sea para la estadarización del mercado (regulación y fiscalización con una minúscula intervención en su funcionamiento, de manera de dejar actuar los correctos incentivos establecidos y existentes en el mercado), o bien para suplir ineficientemente (ofrecer) el producto o servicio (dada sus características de divisibilidad y consumo, pasándo a considerarse como Productivo o Servicio Público), entre otros.
En otras publicaciones ahondaré más en este tema. Por el momento, aprovechando la cercanía de las elecciones presidenciales 2010 en nuestro país, basado en lo conversado acá, para decirles que: queda claro que "no da lo mismo por quién votar", piensen en el futuro que quieren tener, ya que como siempre digo a mis alumnos, "el futuro de una sociedad no es lo que podemos alcanzar sino lo que queremos alcanzar y hacer de ella".
1) Steven D. Levitt y Stephen J Dubner, "Freaknonomics": Un economista políticamente incorrecto explora el lado oculto de lo que nos afecta.
2) Steven D. Levitt y Stephen J. Dubner, "Freaknonomics": Un economista políticamente incorrecto explora el lado oculto de lo que nos afecta, pag 30, 1° Edición Marzo 2006, Ediciones B. S.A., 2006, Bailén, 84 Barcelona (España).
3) Alvin E. Roth, "El Arte de Diseñar Mercados", Harvard Business Review América Latina, Octubre 2007.
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